sábado, 17 de noviembre de 2007

Camino sobre mis pasos y no tengo miedo en mi caminar.

Ese fue un verano en el cual no sentimos su clásico calor. No por apocalípticas predicciones científicas ni por caprichos de la naturaleza.
Pero no se hecho de menos el calor, la playa y el sol.
No es posible hechar de menos la estación favorita de uno cuando está viviendo cosas nuevas y espectaculares. No es justamente el haber recorrido Europa por dos meses, lo cual es un hecho accesorio a todo lo que sentí y vivi en ese viaje.
Lo espectacular fue haber sentido por primera vez en mi vida la complicidad y carño que se tiene entre hermanos.
Fueron dos meses espectaculares en mi vida sin lugar a dudas. Es estupido que recién a mis 22 años (ahora 23) sienta que los conosco realmente. No es que no los haya conocido antes, que fueramos unos extraños entre nosotros o que vivieramos indiferentes los unos a los otros. Simplemente no se dio no mas.
Reconosco que puse mucho de mi parte, es cierto. Cuando eran chicos siempre fui el hermano grande mala onda que los molestaba y era pesado con sus amigos. Los molesté mas de la cuenta, eso me pasó una pesada cuenta que hoy de grande me ha costado llevar, pero que despues de este viaje siento que las cosas cambiaron gracias a Dios. Espero haber saldado esa cuenta.


Fue increible, no tengo palabras para poder expresar lo que fue pasar el año nuevo en Madrid con ellos. Al principio nos sentiamos extraños. Dieron las 12 y no atinabamos a hacer nada, como que nadie daba el primer paso para abrazar al otro.
De a poco se fue soltando todo, fuimos a Sevilla, Granada y Barcelona.


De ahi los rieles nos guiaron a experiencias que no quedarán para toda nuestra vida. Italia, Austria, Alemania, Bélgica, Holanda, Inglaterra y Francia y el corazon respiraba cada vez mas libre, la complicidad era mayor.

Como olvidar mis errores mátemáticos en el hostal en Venecia, el petardo que tiramos al bote en Senna o a los españoles en el hostal en Paris. Como olvidar al negro que nos abrazo en el Soho cuando nos sacabamos la foto o nuestra mítica dormida en la estación de trenes de Brusellas por que decidimos que no valía la pena pagar un hostal y preferimos el frio piso de esa estación en pleno Invierno!!!



Son recuerdos que serían increibles sin lugar a dudas, pero no producerían lo que me producen hoy, cuando en un mes mas se cumple un año de haber tomado ese avión rumbo a Madrid.



Fueron momentos que no voy a olvidar jamás. No por que fue en Europa, pudo perfectamente haber sido en cualquier parte de Chile. No los voy a alvidar jamás por que fue con ustedes. Sentí y aprendí cosas de ustedes que jamás pensé que sucederían.
Gracias cabros. Los quiero.




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